Ciudadanía Metropolitana

Pedro Espondaburu: “Es necesario generar a escala local una nueva institucionalidad”

En el caso de la Provincia de Buenos Aires, teniendo en cuenta las limitaciones en materia autonómica y consecuentemente de competencias, considera que las mismas son obstáculos para los intendentes al momento de delinear políticas de desarrollo local.

(P.E.) Por supuesto que la falta plena de autonomía para los municipios de la provincia de Buenos Aires es un obstáculo. Las posibilidades que otorga la Constitución Nacional en su Artículo Nº123 están claramente en colisión con el régimen municipal de la Constitución Provincial. En esencia los intendentes tienen dificultades para delinear políticas para el desarrollo local, por decir un ejemplo; si un municipio bonaerense quiere instalar un programa de fomento de micro empresas entregando créditos, no lo puede hacer con dinero producido de tasas porque al no tener autonomía plena, no tiene poder tributario originario. Por ende,  tiene que recurrir a fondos que provengan de otra jurisdicción para poder desarrollar ese tipo de actividades y no siempre los municipios están en condiciones financieras para poder afectar fondos de otra jurisdicción para apalancar este tipo de proyectos.

Otra de las restricciones es la dificultad para regionalizar proyectos,  ya que si bien hay un marco legal que permite la realización de consorcios junto a otros municipios todavía no está desarrollada en términos jurídicos y contables una operatoria fluida para integrarse de manera efectiva.

A esto se le podría sumar que los 2.388 municipios de todo el país desde 1960 hasta hoy nunca han participado en más del 10% del gasto público total consolidado de la Argentina y en este momento solo participan del 6%. Si midiéramos esta participación respecto al producto bruto, apenas supera el 3%. De modo que es claro que se impone la necesidad de empezar a trabajar por una reforma del régimen municipal de la provincia de Buenos Aires en la Constitución para darle una autonomía plena a los municipios y dejar de restringir de esta manera las posibilidades de los intendentes de impulsar políticas de desarrollo económico local.

¿Cuáles son los principales aprendizajes que desde su experiencia en la Agencia de Desarrollo Local de Tandil, así como también desde su mirada como consultor, tendría que tener en cuenta un funcionario municipal al momento de planificar una política de Desarrollo Local?

(P.E.) Después de 27 años de participar en gestiones locales vinculadas al desarrollo territorial y ahora estando a cargo la Agencia de Desarrollo de Tandil y trabajando permanentemente como asesor de varios municipios hay algunos ejes que son ineludibles y que surgen de la experiencia acumulada que hay que abordar respecto a toda políticas de desarrollo local.

El primero es la necesidad de generar a escala local una nueva institucionalidad. Reafirmar lo que ya se dijo de la adecuación del marco normativo. Salir del modelo retrogrado de la Provincia y encuadrar un  conjunto de normativas que le permitan flexibilizar las posibilidades de intervención de los municipios respecto al impulso de políticas de desarrollo económico. Es decir, que puedan generar ordenanzas y programas que tengan una proyección en el mediano plazo y que resguarden a los intendentes y funcionarios locales de las objeciones del tribunal de cuentas cuando impulsan políticas que no solo implican decisiones e intervenciones sino que se requieren asignación de fondos y la realización de inversiones. Evitando que por un déficit en el  soporte institucional una buena políticas sea motivo de objeción.

El segundo eje es trabajar en la planificación estratégica a escala territorial desde una perspectiva participativa. Con esto no quiero decir que cada territorio necesita de un megaplan, por el contrario, con una agenda simple de tres ejes centrales con proyectos puntuales alcanza para definir un sentido hacia el desarrollo. Acá lo importante es que sea en el producto de una concertación realizada con los actores del sector público y privado de una localidad. Sin una participación genuina de los actores privados en el diseño de los proyectos, difícilmente se concreten los objetivos de desarrollo.

En tercer lugar está la concepción de gobernanza, una visión moderna de la gobernabilidad actual. Esto significa que el gobierno no puede definir de manera unilateral los cursos de acción de las políticas vinculadas al desarrollo. Y en sintonía con lo que ya se dijo, la necesidad de generar un espacio permanente de concertación publico privada, donde los actores participan tanto en el diseño como en la ejecución de las políticas públicas, de modo que, se logre la identificación y la pertenencia en un proyecto colectivo.

Por ultimo dejo a la equidad tributaria como tema primordial. Equidad esencialmente para empezar a generar fondos locales que permitan apalancar un funcionamiento mucho más dinámico para las micros y medianas empresas que son las generan la mayor parte del trabajo y el empleo en la argentina. En un país tan desigual como el nuestro, donde Argentina se asemeja a un doctorado en inequidades, territoriales, sociales, laborales, tributarias y completamente analfabeto para generar proyecto igualadores. Entonces es prioritario trabajar y destinar mucha energía en tratar de amortiguar y de cambiar a escala territorial esas inequidades estructurales que tiene la argentina y que repercuten en los proyectos de desarrollo local.

¿Cómo evalúa la participación ciudadana en los procesos de definición de políticas públicas para el desarrollo a nivel local, atendiendo a una mejora en la gobernanza?

(P.E.) Entiendo que Argentina tiene una baja participación ciudadana en la definición de políticas públicas vinculadas al desarrollo. Por citar un trabajo de Marcos Aguinis, en su libro “Argentina un país de novela”, decía que existen dos tipos de Autoritarismo. Por un lado el autoritarismo activo, que es el que se ejerce desde el estado de una manera explicita y el autoritarismo pasivo que es el que ejerce la sociedad cuando muchas veces la invitan a participar, a definir aspectos de proyectos colectivos y no lo hacen.  Hay mucho de esto en Argentina en términos culturales y se lo puede escuchar en frases como  “Que lo defina el gobierno que para eso lo votamos”.

No obstante considero que es necesario trabajar y profundizar la vocación de los gobiernos locales, en el sentido de generar nuevos espacios de gobernanza para mejorar los procesos de participación. En la medida que los vecinos sientan que hay espacios de gobernanza donde se discuten cosas vinculadas a sus necesidades y eso se realiza de una manera sistemática y amplia, la cultura de retroacción inicial se va a ir modificando.

En el caso de Tandil, una buena medida fue la implementación del presupuesto participativo. Se destaca en localidades del interior o pueblos rurales donde les permite a los vecinos decidir cómo gastar, como definir prioridades o mejor dicho como invertir y definir prioridades en políticas públicas para su barrio.

Este tipo de herramientas simples creo que en definitiva nos acercan cada vez más a una sociedad más democrática y sobre todo nos ayuda que la gente sienta que participar vale la pena, ya que su decisión será un reflejo en los actos de gobierno.

Pedro Espondaburu es Abogado (Universidad Nacional de La Plata, 1987); Master en Desarrollo Económico Local (Universidad Autónoma de Madrid, 2003); Magister en Desarrollo Local (Universidad Nacional de Gral. San Martín, 2003); Secretario de Desarrollo Económico Local del Municipio de Tandil, Bs. As. Argentina desde el año 2007 a 2015, Actualmente es Presidente de la Agencia Tandil de Desarrollo Territorial.