Ciudadanía Metropolitana

Campana. Hacia la ciudad democrática

Por Marcelo Pazos. Extracto del libro “Bajo Paraná” adapatado por el Autor para este artículo.

 

LA CIUDAD COMO SISTEMA.

 La planificación urbana, tal como ha sido concebida habitualmente en los tiempos modernos, ha hecho foco en que la definición de la morfología urbana es el camino proyectual para el funcionamiento eficiente de la ciudad, entendiéndola como una máquina de habitar en cuyo marco se llevan a cabo múltiples actividades. Puede considerarse que conceptualizar la ciudad como la máquina eficiente es la consecuencia previsible del concepto mecanicista emanado del maquinismo propio de la Revolución Industrial.

Una de las múltiples consecuencias de la Revolución Industrial que moldearon el paradigma de los tiempos modernos fue precisamente el que la población rural fuese inducida a migrar progresivamente hacia ámbitos urbanos, proceso que sigue vigente en la actualidad y que determinó que a principios de este siglo XXI la población urbana superara por vez primera en la historia de la humanidad a la población rural, fenómeno que en muchos países, entre ellos el nuestro, ya había ocurrido con bastante anticipación. Este fenómeno trae aparejados desajustes inéditos.

En el planeamiento urbano ambiental, por el contrario, el concepto mecanicista del planeamiento urbano es reemplazado por un concepto orgánico, en el cual la morfología urbana deviene del resultado de la articulación de los diferentes subsistemas que más que integrar o integrarse en la ciudad la constituyen. De este modo la imagen de la ciudad va a reflejar en su morfología las interacciones que se producen en su seno y ya no va a depender tan sólo de la voluntad implícita o explícita, consciente o inconsciente, de un proyectista externo, porque los procesos se han tornado mucho más dinámicos, y crecientemente más dinámicos cuantos mayores resulten los subsistemas actuantes. Las ciudades no son sólo los edificios, los parques, las calles. Estos son apenas elementos del subsistema físico, pero existen multitud de otros subsistemas interactuando dentro del organismo que llamamos ciudad.

El planeamiento físico tradicional nos diría que sociedad urbana es aquella que habita en ciudades. En el planeamiento ambiental diremos que la sociedad urbana es un subsistema que en interacción adecuadamente articulada con otros subsistemas constituye una entidad de mayor grado de complejidad denominada ciudad. Por tratarse de un ente de mayor grado de complejidad exhibirá propiedades emergentes.

El planeamiento físico nos dirá que una ciudad es un producto del Mundo Cultural, una segregación del Mundo Natural construido por el Hombre. El planeamiento urbano ambiental teorizará que siendo el Hombre un ser de la Naturaleza su obra y su acción pertenecen al Mundo Natural, y que el Mundo Cultural es producto de una convención artificiosa que pretende constituir un campo independiente para el estudio de la actividad del Homo sapiens. Aún si fuese esa segregación, el Mundo Cultural no será sino una parte del Mundo Natural que la incluye, porque el Mundo Natural es el Universo, y por definición nada hay fuera de él. O sea que la ciudad es una entidad orgánica del Mundo Natural que incluye a una sociedad urbana que se ha establecido en un medio crecientemente antropizado.

Para la correcta evaluación de la ciudad no deben perderse de vista algunas consideraciones: La ciudad no es un elemento aislado. Como organismo está integrado como subsistema de entes de mayor grado de complejidad: Hay una relación con otras ciudades, del mismo país y del extranjero, algunas vecinas y otras lejanas. Esas relación, entendidas como interacciones, la integra a organismos de mayor grado de complejidad, por ejemplo a la provincia, a la nación, a una región, a un mercado determinado

 

PROYECTO CAMPANA.

  1. CONSIDERACIONES PREVIAS. ESTADO DE SITUACIÓN.
  • IMPLEMENTACIÓN.
    • El casco urbano.
    • Los barrios extraurbanos.
    • La Isla.
    • Política de Movilidad.
    • Política de Aguas.
    • Aprovechamiento del Paraná.

 

En este trabajo vamos a concentrarnos en el Partido y Ciudad de Campana para hacer una propuesta de plan de obras públicas con una visión alejada del viejo planeamiento físico y una mirada ambiental, sobre todo por lo que significa el cuidado del medio ambiente en una ciudad eminentemente industrial. Las ciudades industriales y las sociedades urbanas que albergan y dan vida tienen una particular mirada sobre el tema, que debe materializarse en la morfología urbana.

Pero entonces, ¿planificar qué cosa, y cómo hacerlo? La planificación ambiental tiene por objetivo detectar y corregir los desajustes entre los subsistemas. Un desajuste conlleva un funcionamiento irregular del sistema urbano. Un desajuste es una disfunción efectiva. De aquí que es importante poder identificar los subsistemas e interpretar adecuadamente el modo en que están interactuando unos con otros. En definitiva, en última instancia, el fin último es el Hombre y su felicidad, aunque no a cualquier precio: Una vida de calidad en un ambiente saludable y sano para todos sus miembros que debe ser protegido para las generaciones por venir. Cuando hablamos de saludable nos referimos a la salud física, cuando decimos sano nos referimos a las emociones y los valores, y cuando decimos para todos nos referimos a que el ambiente a proteger, el de la casa común, incluye los aspectos de los subsistemas sociales, tal como los presentase el papa Francisco en su ya citada encíclica Laudato si, pero también como quedó plasmado en los Principios de la Conferencia de Estocolmo, la primera conferencia relevante en la que se manifiesta inquietud por la temática ambiental.

  1. CONSIDERACIONES PREVIAS. ESTADO DE SITUACIÓN.

Hemos establecido que el sistema urbano incluye la región adyacente. En este caso vamos a considerar la región delimitada por el subsistema jurisdiccional, o sea limitarnos al Partido de Campana, sin olvidar que:

  • Campana está considerada integrante del tercer cinturón del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires).
  • La inmediatez geográfica con la ciudad de Zárate es una particular condicionante.
  • Altos Los Cardales y sus aledaños interactúan también con otros centros urbanos.
  • La mayor superficie del Partido corresponde al sector de Islas.

Si bien el subsistema político institucional considera a Campana como integrante del AMBA, y si bien la tendencia general de las megalópolis –centros urbanos cuya población supera los diez millones de habitantes- es hacia el crecimiento y la expansión, Campana podría bregar por quedar fuera de ese proceso conservando una identidad propia y la escala de la Ciudad, conservando así una mejor calidad de vida. Es una decisión estratégica, cuya definición implica costos y ganancias. Una de las opciones es integrarse decididamente en el campo de las innumerables interacciones potenciales y efectivas de una megalópolis colaborando a incrementarlas. La segunda opción, que es la que abonamos, es la de preservar ciertos valores simbólicos que se diluirían o eclipsarían en el marco de la megalópolis, y buscar una articulación con otros subsistemas urbanos equivalentes con los cuales generar una entidad de mayor grado de complejidad, que constituido en sistema articule con el AMBA –y otros distritos- en un relativamente más equilibrado grado de paridad, aunque se trata de una desproporción cuya asimetría es de tal magnitud que resulta difícil de compensar e imposible de corregir.

Una vez tomada la decisión de no desarrollar dentro de la jurisdicción la urbanización masiva del territorio implicada en la adhesión a un área metropolitana del volumen de megalópolis que implica el AMBA, vamos a establecer como principios básicos deseables buscar un equilibrio entre las Áreas Rurales, Áreas Urbanizadas, y Áreas Industriales o sea articular armoniosamente los tres subsistemas sin generar relaciones que puedan interpretarse como hegemónicas o asimétricas.

En busca de ese equilibrio entre los subsistemas urbano, rural e industrial es necesario articular el subsistema geográfico con el normativo, a efectos de evitar el parcelamiento indiscriminado de las superficies del Partido, evitar subdivisiones innecesarias del territorio preservando las áreas rurales y las actividades propias de la ruralidad. En este sentido tanto el valle de inundación del río Luján como el del arroyo de la Cruz pueden resultar límites naturales que coadyuven a evitar parcelamientos y subdivisiones especulativos. El del río Luján es además el que permite evitar la fagocitosis de Campana por parte del AMBA.

Precisamente los loteos producto de ese tipo especulativo y mercantilista de subdivisiones llevadas a cabo en el pasado han generado un desarrollo discontinuado del área urbana de la ciudad cabecera del Partido. En general esos loteos -y precisamente por estar discontinuados de la trama urbana del casco- se han vuelto barrios o localidades carentes de muchos de los servicios de infraestructura básicos y del equipamiento urbano deseable, y consecuentemente su vinculación con el casco urbano es vial intensivo. Son todas disfunciones que deben ser reparadas si una de las premisas que debemos manejar en un planteo que propicie evitar las hegemonías es que todos los ciudadanos gocen por igual de los mismos beneficios que otorga el sistema urbano.

Por el contrario el sector islas, cuya potencialidad es inmensa, mantiene una relación laxa con la Ciudad, y la población ha ido mermando con la caída de la actividad productiva tradicional. Los servicios que reciben sus escasos pobladores resultan marginales.

La cabecera del Partido posee los adecuados servicios urbanos aunque su excesiva concentración acusa las carencias que se manifiestan progresivamente crecientes hacia las periferias inmediatas. Esa excesiva centralización es la que obliga a una intensidad del tránsito automotor que en determinados puntos se vuelve claramente disfuncional. El esquema radio concéntrico funcional es similar al de las ciudades de la región -en este caso reforzado por la traza con presencia de diagonales concurrentes- pero ello no implica que sea lo deseable, sobre todo cuando se trata de ciudades en crecimiento y geográficamente extendidas. Precisamente ese crecimiento del centro hacia la periferia es el motivo por el cual el sistema de obra pública replica el esquema y no llega a dotar a la periferia de los mismos servicios que otorga en el área céntrica, situación poco democrática que se morigeraría en un planteo de trama reticular, en el cual las centralidades no se diluyen sino que se multiplican.

Un claro déficit es el de los espacios verdes, recordando que para la OMS (Organización Mundial de la Salud) lo deseable son de diez a doce metros cuadrados por habitante, y que lo ideal es que ningún ciudadano se encuentre a más de cuatrocientos metros de distancia de esos espacios. También cabe decir que los espacios verdes de escaso desarrollo resultan ambientalmente inocuos. La Reserva Natural Estricta de Otamendi no debe ser considerada a estos efectos por su carácter extraurbano, aunque sí se la debe computar para los barrios aledaños.

En relación a la implantación de las industrias debe admitirse que si bien existe una sectorización y concentración hacia la periferia las dos plantas “históricas”, la destilería de Esso, hoy Axion, y el complejo industrial del Grupo Techint, han quedado adyacentes al núcleo residencial. Obviamente este es un inconveniente para el cual por el momento no existe solución. Pero sirve de ejemplo y de enseñanza de los recaudos que deben ser tomados al respecto a futuro.

Obviamente los puertos se encuentran sobre el Paraná, aunque es importante destacar que sólo sobre la margen continental, clara señal de la desidia con que se ha tratado históricamente el sector isleño y el desaprovechamiento de su capacidad productiva. Si bien es cierto que el problema de las inundaciones existe, también es cierto que nada se ha hecho por remediarlo, existiendo soluciones.

Es dato relevante la ubicación del eje que significa la autopista Panamericana. Si bien su traza en su momento implicó beneficios para la conectividad de la Ciudad, con el posterior crecimiento de las áreas residenciales a uno y otro de sus lados se ha constituido en una barrera urbana significativa. Algo similar aunque con menor relevancia ocurre con el ferrocarril, ramal del Ferrocarril General Bartolomé Mitre, que debiendo servir a los puertos corre paralelo al Paraná e interrumpe la vinculación casco urbano-costanera. En cambio es importante el modo en el que segrega al barrio San Cayetano.

Es de vital importancia la presencia del Complejo Zárate- Brazo largo que discurre por territorio del Partido de Campana.

El presente programa se ha fijado una serie acotada de objetivos. Cabe aclarar muy especialmente que los objetivos propuestos no implican resultados inmediatos sino a largo plazo. Más que objetivos concretos constituyen un camino a recorrer, que debe contar con el apoyo de la comunidad, la cual debe estar claramente informada de estas circunstancias a efectos de no estimular falsas expectativas y sus consecuentes frustraciones.

  1. Garantizar el equilibrio entre los diversos subsistemas de uso territorial.
  2. Promover la adecuada articulación de los diferentes subsistemas productivos.
  3. Conservar la escala de la Ciudad incidiendo sobre diversos subsistemas.
  4. Satisfacer los requerimientos de servicios públicos y proveer equipamiento urbano.
  5. Mitigar los impactos que producen las barreras circulatorias.
  6. Reestructurar el sistema funcional sustituyendo el actual (radio concéntrico) por uno en trama reticular.
  7. Poner en valor el Sector Islas.
  8. Actuar sobre el subsistema normativo a efectos de generar una descentralización participativa.

 

  • IMPLEMENTACIÓN.

Las medidas a implementar en función de los objetivos son concurrentes. No obstante vamos a desglosarlas en tres ítems que representen diferentes ámbitos geográficos para una mayor claridad de la exposición.

El casco urbano.

Llamaremos casco urbano a la ciudad cabecera del Partido de Campana. En primer lugar resulta fundamental definir los límites del ejido, o sea los límites de la Ciudad de Campana, previstos los eventuales crecimientos. Entendemos que el modo de delimitarlo es considerarlo definido en base a la continuidad de la traza, a uno y otro lado de la barrera urbana en la que se ha constituido la Panamericana, y que deberá mitigarse mediante túneles o puentes que permitan la reconstrucción de la trama, y la intervención en los cruces actuales que resultan disfuncionales, subdimensionados e insuficientes. La Ciudad cuenta con los servicios públicos y el equipamiento urbano necesario, o en cercanías, con una progresiva disolución hacia las periferias. Es preciso que se extiendan las mismas condiciones a la totalidad del ejido. Este objetivo resulta en una vastedad de tareas que requiere la intervención de contratistas y una gestión municipal centralizada. Como el objetivo final es que el esquema funcional radio concéntrico se transforme en una malla de red será importante generar las condiciones en áreas próximas a los perímetros. Ello se logra mediante la intervención en la articulación de los subsistemas normativo y económico con impacto en el subsistema físico: los indicadores urbanísticos pueden jugar aquí un rol relevante. El motivo de establecer un claro límite al ejido tiene por objetivo densificar el área urbana con las consiguientes economías en los servicios. Un crecimiento indefinido obliga a ir corriendo –siempre muy por detrás de la expansión de la mancha urbana- con la provisión de servicios, cuyos costos aumentan progresiva y proporcionalmente a medida que disminuye la densidad. La secuencia y prioridad de las obras deberán seguir un cronograma que estará condicionado tanto por los recursos disponibles como por razones de índole técnica. Entre las tareas a considerar en el espacio público es importante reproducir en el sector del casco urbano al sur de la ruta Panamericana la traza de las avenidas paralelas a la misma, pero a ambos lados deben considerarse algún tipo de transversalidades que refuercen el concepto de funcionamiento reticular de la Ciudad. Una forma de expresar este funcionamiento reticular es desarrollando los proyectos de la periferia hacia el centro, y no a la inversa, porque en este caso se estaría acentuando el carácter radio concéntrico que se pretende neutralizar, y de este modo garantizando democráticamente a la totalidad de los vecinos los beneficios de la vida urbana independientemente de su lugar de residencia en los actuales barrios periféricos o centro. Además de la reconstitución de la traza ortogonal la multiplicación de las centralidades requiere que articule como subsistema con el normativo y el institucional, a partir de la aplicación de normas e indicadores generadores, de las restricciones al dominio, los usos conformes y los indicadores urbanísticos; también el establecimiento de aquellos edificios y servicios, públicos y privados, que coadyuven a crear esta descentralización.

En consecuencia el ámbito de Obras Públicas deberá coordinar en forma centralizada la planificación, proyecto y supervisión de obras en la Ciudad, y la intervención y colaboración en otras obras extraurbanas, que detallaremos más adelante. Además deberá fijar la política normativa, o sea articular los subsistemas de obras públicas, planeamiento y servicios públicos. La premisa debe ser que todos los ciudadanos sean servidos por igual con todos los servicios urbanos, independientemente de que se trate del centro o de la periferia. El objetivo es que los conceptos de centro y periferia se desdibujen en la trama reticular.

El funcionamiento natural del subsistema de la obra pública no debe resultar espasmódico, sino tan cotidiano como el del funcionamiento de un hospital municipal, o el de provisión de agua corriente o electricidad a las áreas residenciales o las plantas industriales. Es imperioso contar con personal en una dependencia de servicios que sería la que se ocupa en el Corralón Municipal, abocada a las tareas de mantenimiento, con personal y equipo propios, debiendo además ocuparse del acondicionamiento y conservación de la red vial rural, aún si se implementasen consorcios camineros rurales. Queda también a su cargo la atención de la emergencia en la totalidad del territorio municipal.

Los barrios extraurbanos.

Es preciso definir con precisión los límites del ejido urbano en función de la continuidad de la trama urbana. Esta tarea de delimitación debe aplicarse también en los barrios cuya traza está discontinuada de la del casco céntrico, para que constituyan localidades diferentes a la de la Ciudad. Dentro de esta estrategia se puede contemplar el ensanche urbano en determinados casos particulares, pero como norma general y para reforzar la intención de preservar el adecuado equilibrio entre las áreas urbanas y rurales debería actuarse sobre el subsistema normativo a efectos de neutralizar subdivisiones especulativas de la tierra. Este concepto incluye también a las subdivisiones en propiedad horizontal fuera de los ejidos urbanizados. De este modo quedarán definidas otras localidades diferentes a la de la ciudad cabecera del Partido.

Las localidades originadas en los barrios que quedan por fuera de la continuidad de la traza del casco urbano implican una descentralización cuyo objetivo es una más eficiente gestión inducida por la cercanía y la cotidianeidad con la problemática local, que si bien tiene rasgos comunes en todos los actuales barrios extraurbanos siempre presenta particularidades específicas. Para gestionar eficientemente la autoridad municipal deberá contar con algún tipo de asistencia local, que bien podría ser un delegado municipal o la colaboración institucionalizada de las autoridades de las sociedades de fomento, u otras alternativas que pudieren considerarse. El objetivo es que estos actores actúen como nexo, evaluando las necesidades sobre el terreno y en la cotidianeidad del contacto con el vecino.

Un objetivo central en esta estrategia es la de descentralizar determinadas obras y tareas implementando los planes municipales e implicando a los mismos vecinos del barrio, con lo cual no sólo se generarán puestos de trabajo en la misma localidad, sino que se obtendrá una economía de flujos de traslados innecesarios, con reducción de costos, de riesgos, de tiempos. Además se fortalece el sentido de pertenencia incidiendo sobre el grado de compromiso.

La prioridad en los barrios, y desde la óptica de la obra pública debería considerar muy especialmente las implicancias sanitarias de las zanjas a cielo abierto en las calles de tierra, que constituyen los desagües que evacuan las aguas de lluvia. Sin embargo debe reconocerse como un hecho de la realidad que ante los costos de desagote de los pozos absorbentes, sus eventuales impermeabilizaciones por grasas y jabones, suelen utilizarse esas zanjas para volcar efluentes de cocina, lavaderos y duchas, reservando los pozos –en el mejor de los casos- para la descarga de inodoro. Fue precisamente la verificación de que las aguas volcadas a cordón cuneta eran aguas servidas con contenido de materia fecal lo que motivó la construcción de colectores y planta de tratamiento de efluentes cloacales en el Barrio Ariel del Plata, durante la última gestión de don Calixto Dellepiane como intendente de Campana. El hecho de que Ariel del Plata sea un barrio de clase media confirma que el comportamiento social generalizado responde a una disfunción originada en la deficiente articulación del subsistema técnico con el subsistema sanitario. Si bien comparándola con los pavimentos -más aún si son precarios- las cloacas resultan ser una obra poco rentable en términos políticos los efectos sobre la calidad de vida son notable con implicancias en la salud, porque las zanjas mal conservadas generan estancamientos de agua por motivos varios (alcantarillas fuera de nivel, vegetación crecida que impide la escorrentía, etc.), resultan riesgosas, favorecen la reproducción de insectos y además, como ya se ha dicho, no es extraño que  reciban descargas de duchas, lavarropas y otras, inclusive de inodoro, o sea aguas contaminadas con materia fecal, todo lo cual genera que el sistema que originariamente fuese proyectado como pluvial sea fuente de olores y focos sépticos.

Por esos motivos, una vez garantizado el alumbrado público y la energía domiciliaria el esfuerzo debe estar enfocado en la construcción de cordones cuneta sobre sub bases adecuadas, en una perspectiva de largo aliento. El cordón cuneta reemplaza las zanjas a cielo abierto y su construcción puede estar a cargo de los mismos vecinos del barrio, no así la construcción de base y sub base. La construcción de cordón cuneta según proyecto y planificación municipal (la programación es fundamental porque se deben respetar determinadas pendientes para evacuar aguas de lluvia) deberá ir acompañada de colectores cloacales y eventualmente de cañerías pluviales bajo tierra. La base deberá ser construida por la municipalidad porque implica, al igual que la sub base, la utilización de maquinaria pesada. Cada barrio debería tener su propio cronograma. Mientras tanto, y en la medida en que vayan siendo reemplazadas por cordón cuneta, cada barrio deberá tener su propia cuadrilla de mantenimiento de las zanjas a cielo abierto.

Las necesidades de equipamiento urbano de cada una de las localidades resultantes deberán surgir del análisis pormenorizado en cada una de ellas. En los casos en los que se deba edificar siempre sería preferible la utilización de mano de obra, contratistas y proveedores de materiales locales, pero el objetivo sería, en definitiva, que cada barrio discontinuado de la traza del casco principal posea todo aquel equipamiento con el que se evite la necesidad de un traslado al casco céntrico, siempre considerando la escala (escuela, posta sanitaria, estafeta, puesto policial, oficina municipal, centro deportivo, etc.). Se debe tomar en cuenta que muchos de estos servicios no son de injerencia municipal, aunque bien pueden compartir un mismo espacio físico, articulando adecuadamente los diferentes subsistemassidad de un traslado, siempre considerando la escalael casco principal posea todo aquel equipamiento con el que se evi.

Es evidente que los núcleos extraurbanos no pueden estructurarse en red con la cabecera atento las diferencias funcional, demográfica, productiva, institucional, que resultan excesivas entre unos y otro. Ello remite a una particularidad de los sistemas que denominaremos elementales, y es que en su naturaleza misma se estructuran de modo centralizado. Ello sucede en la concepción que tenemos de los átomos en los cuales su núcleo es orbitado por partículas de energía. Si esto se produce a escala micro también es el mismo caso que a escala macro se verifica en el Sistema Solar en el cual el Sol es orbitado por cuerpos de dimensiones radicalmente menores, o con los millones de estrellas que orbitan un agujero negro masivo en el centro de la galaxia. Obviamente estos sistemas que no pueden ser intervenidos por el accionar humano, y por ello los llamamos elementales. En el caso de las localidades extraurbanas no nos encontramos frente a un sistema elemental sino a una disfunción generada por el accionar humano, una mala articulación generalizada entre varios subsistemas, el normativo, el territorial, el mercantil, y podrían enumerarse muchos otros.

Si bien dotar a los barrios de servicios como los indicados constituyen una descentralización que mitiga el desbalance, es real que –si no se aspira a generar una ocupación urbana total del territorio del Partido al estilo Vicente López- la articulación reticular de la cabecera no podrá llevarse a cabo con estos núcleos poblacionales menores y dependientes, sino que deberá establecerse con otros centros de la región de mayor relevancia funcional. Sin duda es la articulación con Zárate la que resulta la más inmediatamente evidente.

 La Isla.

Es interesante constatar que mientras la mayor superficie del Partido corresponde al sector isleño es aquí donde los servicios municipales son menos significativos.

Es fundamental crear un centro poblacional de servicios a escala, porque la autoridad municipal debe marcar presencia, recordando que todo espacio que no se ocupa se pierde o se vuelve marginal. La ubicación del mismo es materia de análisis y discusión, pero teniendo un claro acceso por tierra en el complejo Zárate Brazo Largo posiblemente ese sería un excelente emplazamiento para un acceso vial para automotores y también por ferrocarril, aunque podría evaluarse como una desventaja su ubicación poco baricéntrica dentro del Sector Islas. Para que sea económicamente viable y demográficamente estable es necesario que además de prestar servicios municipales y comunitarios sus habitantes puedan encontrar oportunidades laborales en la asistencia a emprendimientos turísticos o barrios cerrados o clubes de campo cuya construcción debería fomentarse en las proximidades.

Un progresivo fomento de las diferentes actividades en el sector serán multiplicadores de nuevos subsistemas que finalmente generarán una demanda a medida que diferentes iniciativas vayan desarrollándose.

Política de Movilidad.

Debe establecerse una política de movilidad que incluya la movilidad intraurbana y la movilidad interurbana.

La movilidad extraurbana tiene relación con el uso de la conectividad interurbana por ruta. Son aspectos a considerar los accesos a la ciudad, la transición a través de otras localidades, las vinculaciones con el Área Metropolitana, Zárate, Cardales, Capilla del Señor, Norte de la Provincia de Buenos Aires, Provincia de Entre Ríos, y las interferencias entre el sistema circulatorio y las áreas pobladas. Especial consideración merece el Tránsito Pesado.

Otra vía de tránsito interurbano lo constituye el ferrocarril.

La tercera vía es la fluvial y tiene especial importancia por la situación de muelles y puertos.

Podría parecer antagónico que siendo Campana sede de una de las principales destilerías de petróleo se pretenda encaminarla hacia otras fuentes de energía menos contaminantes para la movilidad intraurbana. La realidad es que aún contando con el yacimiento de Vaca Muerta en algún momento el petróleo dejará de ser la fuente principal de energía. Resulta más fácil modificar la tecnología de la movilidad que la traza de las ciudades, y se debe ser previsor al respecto, todo esto sin dejar de considerar los efectos contaminantes de las diferentes fuentes de energía.

Una ciudad estructurada en trama reticular puede ser más eficiente ahorrando desplazamientos, y las consecuentes economías de energía y tiempo. Ello puede facilitar fortalecer el concepto de que la ciudad es para los ciudadanos, y que el transporte vehicular de cargas o pasajeros, público o privado, es consecuencia del desarrollo territorial extendido, con consecuencias de contaminación sonora, del aire, riesgo de siniestros, demanda de espacios para circular y para estacionar; todos los ciudadanos somos peatones, aún los que ocasionalmente somos automovilistas. Por lo tanto la reducción del tránsito vehicular, su progresiva sustitución por vehículos no contaminantes, la adecuación de un servicio de transporte público de calidad, la generación de peatonales, senderos para peatones o ciclistas, corredores verdes, deben ser prioridades para la movilidad intraurbana.

Política de Aguas.

Es imperioso que se controle la calidad del agua del servicio público de distribución de aguas corrientes. Una evaluación que debe llevarse a cabo es el porqué recurrir a perforaciones del acuífero Puelches cuando se puede contar con una fuente inagotable como es la del Paraná. Se ha argumentado que el Glifosato es arrastrado desde los campos contaminando el Río. Una planta de potabilización es no sólo la instancia para neutralizarlo sino también una fuente de control y una excelente instancia para articular subsistemas técnicos, académicos, científicos, públicos y privados.

Aprovechamiento del Paraná.

El río presenta múltiples oportunidades de aprovechamiento: Ambiental, recreativo, generador de energía, transporte fluvial, fuente de recursos, fuente de aprovisionamiento. Muchas de estas actividades están fuera de la jurisdicción municipal. Sin embargo, reiterando la posibilidad de articulación de un subsistema municipal con otras instancias jurisdiccionales puede resultar en la generación de mayores outputs y economías energéticas de los subsistemas referidos, que satisfagan no sólo los procesos metabólicos de la ciudad entendida como organismo, sino que generen beneficios a la sociedad que la constituye.